Hola Lia, te llamo porque yo sé que tu cumple es este próximo 27 de octubre, pero también quería decirte que el 27 es el día en el que vienen las mascotas para que le pongas su ofrenda a Toby. El año pasado le pusimos a Terry y ¡¡si vino!! Le pusimos su plato con agua y al día siguiente estaba su plato todo babeado.
¿Ahhhh siiiii? ¡Qué padre tía! No sabía, pero está bien que nos dice para ponerle su ofrenda a Toby…
Esta fue mi conversación con mi tía que año a año espera la llegada de todos aquellos que ya se fueron en nuestra familia y yo, una cristiana que al no querer sonar grosera tampoco pude aprovechar esa gran oportunidad para compartir lo que yo en realidad si creo. Una charla que me hizo reflexionar sobre cómo el Día de Muertos en México, una festividad arraigada en nuestra cultura, puede ser una oportunidad única para los cristianos para compartir nuestras creencias sobre la vida y el descanso eterno que tenemos en Cristo, así como todo lo bueno que nos espera después de la muerte cuando Jesús es nuestro único y suficiente Salvador.
El Día de Muertos es una celebración que tiene profundas raíces en la tradición mexicana. Es un momento en el que las familias se reúnen para recordar y honrar a sus seres queridos que han fallecido. Las calles se llenan de coloridos altares, ofrendas con alimentos, flores y objetos personales de los difuntos, así como calaveras de azúcar y papel picado. A primera vista, puede parecer una festividad centrada en la muerte, pero para los cristianos, es una oportunidad para resaltar la esperanza que tenemos en Cristo.
La muerte es un tema que a menudo evitamos o tememos, pero como cristianos, tenemos la certeza de la vida eterna a través de nuestra fe en Jesucristo. El Día de Muertos nos brinda la ocasión de compartir este mensaje de esperanza con quienes nos rodean.
Juan 11:25-26 (RVR 1960): "Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente."
1 Corintios 15:54-55 (RVR 1960): "Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria."
Juan 14:1-3 (RVR 1960): "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros."
1 Tesalonicenses 4:13-14 (RVR 1960): "Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él."
Romanos 8:38-39 (RVR 1960): "Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."
2 Corintios 5:8 (RVR 1960): "Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor."
Apocalipsis 21:4 (RVR 1960): "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron."
Juan 3:16 (RVR 1960): "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna."
Hebreos 9:27-28 (RVR 1960): "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan."
1 Juan 5:11 (RVR 1960): "Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo."
Estos versículos enfatizan la promesa de vida eterna que tenemos en Cristo y cómo la muerte no es el final para los creyentes, sino un paso hacia la presencia de Dios. En el Día de Muertos, podemos compartir esta esperanza con nuestras familias y amigos, recordando que en Jesucristo encontramos la verdadera vida y el descanso eterno.
Así que, la próxima vez que participes en la celebración del Día de Muertos, aprovecha la oportunidad para compartir tu fe y la esperanza que tienes en Cristo, recordando que, para los que creen, la muerte es solo el comienzo de una eternidad en la presencia de Dios. Es una hermosa manera de honrar a nuestros seres queridos y compartir el regalo de la salvación que tenemos en Cristo Jesús. ¡Que esta celebración sea una ocasión para recordar y celebrar la esperanza que tenemos en Él!
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