Cómo comenzar y llevar a cabo tu ayuno determinará en gran medida tu éxito. Siguiendo estos siete pasos básicos para el ayuno, harás que tu tiempo con el Señor sea más significativo y espiritualmente gratificante.
¿Por qué estás ayunando? ¿Es para renovación espiritual? ¿Para recibir orientación? ¿Para sanidad? ¿Para resolver problemas? ¿Para recibir gracia especial para enfrentar una situación difícil? Pídele al Espíritu Santo que aclare lo que Él quiere que obtengas de este tiempo. Esto te permitirá orar de manera más específica y estratégica.
A través del ayuno y la oración, nos humillamos ante Dios para que el Espíritu Santo avive nuestras almas, despierte nuestras iglesias y sane nuestra tierra, según 2 Crónicas 7:14. Haz de esto una prioridad en tu ayuno.
Ora acerca del tipo de ayuno que debes emprender. Jesús dio a entender que todos sus seguidores deberían ayunar (Mateo 6:16-18; 9:14-15). Para Él, era cuestión de cuándo, no de si los creyentes ayunarían. Antes de ayunar, decide lo siguiente:
Al hacer estos compromisos de antemano, escríbelos y compártelos con alguien en quien confíes. Esto te ayudará a mantener tu ayuno cuando las tentaciones físicas y las presiones de la vida te tienten a abandonarlo.
El fundamento del ayuno y la oración es el arrepentimiento. El pecado no confesado obstaculizará tus oraciones. Aquí hay varias cosas que puedes hacer para preparar tu corazón:
El ayuno requiere precauciones razonables. Consulta primero a tu médico, especialmente si tomas medicamentos recetados o tienes una enfermedad crónica. Algunas personas nunca deberían ayunar sin supervisión profesional.
La preparación física hace que el cambio drástico en tu rutina alimentaria sea un poco más fácil para que puedas concentrarte completamente en el Señor en oración. Recuerda lo siguiente:
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