Ellen, una amiga que tiene alrededor de 40 años, estaba conduciendo recientemente hacia el trabajo cuando de repente sintió un abrumador dolor en el pecho. Conociendo los síntomas de un ataque al corazón, se dirigió por sí misma a un hospital cercano, donde sus temores se confirmaron.
Después de su cirugía, su médico dijo que ella era una de las "afortunadas". Había sufrido y sobrevivido al tipo de ataque al corazón que él llamaba "hacedor de viudas".
Ahora hay otro tipo de asesino oculto, pero en lugar de atacar el cuerpo, golpea el alma. Nos dicen en Jeremías 17:9: "El corazón es más engañoso que todas las cosas y desesperadamente perverso; ¿quién puede entenderlo?".
¿Cuáles son los síntomas de este tipo de enfermedad del corazón? Descontento... autocomplacencia... amargura... envidia... si se ignoran los signos iniciales, el resultado final puede ser la muerte, ya sea de una relación, un matrimonio, o una familia.
Cuanto más envejezco, más me doy cuenta de que mi corazón necesita un examen diario. A pesar de ser cristiano, tiendo naturalmente hacia el pecado y mi corazón es orgulloso. Salmo 101:2b nos exhorta: "Andaré en la integridad de mi corazón dentro de mi casa".
Si eres como yo, puede ser hora de una "revisión" de corazón. Aquí hay diez preguntas que me gustaría hacerme regularmente para asegurarme de que tengo un corazón saludable:
Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. (Efesios 2:8, ESV)
Orad sin cesar. (1 Tesalonicenses 5:17)
Busco tus preceptos. (Salmo 119:45b)
Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. (Romanos 3:23)
Sobre todo, mantened un amor ferviente entre vosotros, porque el amor cubre multitud de pecados. (1 Pedro 4:8)
Hijo mío, presta atención a mi sabiduría, inclina tu oído a mi entendimiento; para que guardes consejos y tus labios reserven conocimiento. (Proverbios 5:1-2)
Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. (Filipenses 3:20)
Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:10)
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (Filipenses 2:5-8 NIV)
Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. (2 Corintios 4:16-18)
Copyright © 2007 por FamilyLife. Usada con permiso.
Encontrar más artículos sobre el matrimonio, paternidad, fe y mucho más en familylife.com.
©2024 Cru. todos los derechos reservados.
