Ser satisfecho

Margaret Feinberg

Varios años antes, había estado en un lugar en mi camino espiritual donde Dios parecía inexistente. Todavía estaba esculpiendo lo hora de conectar con Dios cada día. Lectura de las escrituras. Orando. Soledad.

Aunque vaciaron mi bolsa de trucos de disciplina espiritual, nada parecía cambiar. Llegué a la iglesia vacía y a la izquierda insatisfecha. Leo de Salmos. Proverbios. Abdías. Los Evangelios. Incluso Levítico. Nada conectado. Culto fue meh. Conversaciones fieltro planas.

¿Dónde puedo, Dios? ¿Qué hago? Todo lo que oí era machacar el silencio, la clase que está vacía y llena, silencioso y ensordecedor a la vez.

Semanas rodados en meses. Aunque desalentado, me negué a dejar de perseguir a Dios. Una mañana, la idea me llamó la atención, "tal vez es hora de volver al principio. Caminando a través de los primeros 50 capítulos de la Biblia".

Empecé cogiendo vislumbres de las maravillas de Dios que nunca había visto antes – misterios de la creación, promesas de redención, las profundidades del amor de Dios para la humanidad. Como las primeras gotas de tinta azul en una jarra de agua, la belleza infunde mi mente y corazón.

Acabado de Génesis, se sintió obligado a volver al principio. Leí y releí, en comentarios de la talla de Walter Brueggemann, Bruce Waltke y Nahum Sarna.

Más que explorado Génesis, más sentía que estaba en una excursión por la mañana, mirando a su alrededor para ver un alfombra de musgo de bosque, totalmente presente y totalmente cautivado por el misterio y la maravilla de todo.

Esa mañana se convirtió en una 18 meses de duración, personal visión en profundidad del libro de la Biblia cuyo nombre procede de la primera palabra de la escritura, en hebreo, beresheet, significando, "en el principio."

Génesis, descubrí, es más que la historia de nuestros orígenes, donde empezamos, la formación de nuestro cosmos y la humanidad.

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