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Vivir por Fe

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Porque por fe andamos, no por vista.

2 Corintios 5:7

Vivir por fe es cumplir el sueño que Dios tiene para nuestras vidas. Es extendernos más allá de los límites y motivarnos a más. Muchas veces he escuchado el término “vivir por fe” y me ha costado entenderlo. Veía misioneros y obreros a tiempo completo hablar de eso, pero no terminaba de asimilar la idea de vivir por fe. 

Si una persona viene y me dice: “voy a vivir por fe”, inmediatamente se disparan en mi mente ideas erróneas y humanas. Lo solemos asociar con escasez, espera pasiva, falta de iniciativa, etc. cuando eso no tiene nada que ver con el verdadero significado en Cristo.

El caminar por fe es buscar ir por más de lo que Dios tiene para nuestras vidas, nuestras familias, universidades, trabajos y ciudades… avanzar por fe es ensanchar las estacas: 

 

«Ensancha el espacio de tu tienda

    y despliega las cortinas de tu morada.

    ¡No te limites! Alarga tus cuerdas

    y refuerza tus estacas. Porque a derecha y a izquierda te extenderás;

    tu descendencia desalojará naciones

    y poblará ciudades desoladas.

Isaías 54:2-3

 

Esto es una promesa de Dios para el pueblo de Israel, post exilio babilónico. En este contexto el Señor promete que van a volver a poblarse las ciudades, se van a multiplicar y a prosperar más de lo pensado, van a ser sumamente fructíferos y para ello, debían ampliar sus horizontes. Esto es aplicable al nuevo pacto: Dios nos manda a multiplicarnos, que su iglesia se ensanche, amplíe su visión y perspectiva en miras del reino de Dios. (Hechos 12:24) 

Sus planes y pensamientos son mucho más altos que los nuestros. Cuando Dios nos manda a caminar por fe, nos lleva de gloria en gloria y nos hace conocer más de su persona y de su obrar, nos usa de maneras más creativas y variadas, en la multiformidad de su gracia. 

A la hora de formar movimientos espirituales, tenemos claro este principio. Dios no quiere que ninguno se pierda (2 Pedro 3:9), y nos habrá de capacitar por medio de su Espíritu Santo para que se abran puertas al evangelio que antes no estaban abiertas. 

En el caminar por fe tomamos la visión que Dios nos da, para nuestros ámbitos, universidades, trabajos y ciudades. Y los sueños de Dios se imponen por sobre cualquier pensamiento y proyecto humano, sobre cualquier discurso negativo o malintencionado que quiera desanimarnos. 

Aquí es cuando me pregunto, ¿Dónde está puesta nuestra fe? ¿Está puesta en la opinión de otros o en la voz de Dios? ¿Le estamos creyendo al  Dios de las promesas?

Buscar formar nuevos movimientos espirituales puede ser intimidante, e incluso desanimante por momentos. Podemos ver que a veces los frutos no llegan o los voluntarios no se comprometen, sentimos que no estamos preparados para la obra. Es necesario hacer una evaluación de donde estamos con respecto a la fe y al llamado que él nos ha dado, si estamos caminando por fe y en las fuerzas de su Espíritu Santo, o si estamos caminando en nuestras fuerzas humanas. Aquí hay algunos principios y pautas que encontramos en su Palabra, para hacer esta evaluación:

  • Debo buscar estar basado en sus promesas: Jesús prometió estar con nosotros hasta el fin (Mateo 28:20). A veces simplemente lo que debemos hacer es recordar las múltiples promesas que Dios tiene para nosotros. Nada ni nadie nos apartará de su amor, y él cumplirá su propósito en nosotros. (Romanos 31:39; Salmos 138:8).
  • Debo buscar estar lleno de su Espíritu Santo: Una vez más les dijo: «La paz sea con ustedes. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes». 22 Entonces sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo.” (Juan 20:21-22). El llamado de Cristo al enviarnos al mundo va directamente asociado al Espíritu Santo. Necesitamos de él, somos llamados a ser llenos (Efesios 5:18).
  • Debo buscar su guía y su sabiduría: Él nos ha mandado como ovejas entre medio de lobos, por eso es que nos recomienda ser astutos como serpientes y mansos como palomas (Mateo 10:16-28). Entendemos a partir de esto, que debemos ser estratégicos, pensar en las mejores herramientas y recursos para desarrollar el ministerio, poder conectar con las personas con las herramientas más apropiadas, actuales y relevantes sin perder la esencia del mensaje que buscamos transmitir. 
  • Debo tener apertura hacia las diversas oportunidades que Dios me presente:  Al llegar por primera vez a la Universidad de Quilmes (mi ciudad en Buenos Aires), me encontré con otros ministerios cristianos que ya estaban trabajando allí en evangelismo y con grupos de comunidad. Dios me guió a aprovechar esa oportunidad y, en vez de empezar de cero, poder generar un trabajo colaborativo con ellos, buscando la manera más efectiva de hacer avanzar la gran comisión. Por otro lado, también surgió la oportunidad de trabajar con el centro de estudiantes. Ellos, a pesar de no compartir nuestra fe, estaban muy emocionados de trabajar colaborativamente a través de los valores que nos unían: ayudar a los estudiantes y servirlos en su transitar universitario. 

El fruto de este trabajo fue que más de 25 estudiantes cada cuatrimestre puedan escuchar el evangelio a través de la ayuda estudiantil que brindamos. 

  • Debo buscar una visión clara (Romanos 4:17) ¿Qué es lo que busco ver en mi universidad, en mi ámbito de trabajo o en mi ciudad? ¿Qué es a lo que Dios me está llevando? Podemos estar trabajando en evangelismo y discipulado, esforzándonos como equipo día tras día, pero si no vamos detrás de una visión clara, no sabremos si estamos avanzando y no habrá un sentido de dirección hacia lo que Dios quiera en este tiempo. Si decidimos que queremos ver multiplicación espiritual, si soñamos con ver las mesas del comedor de nuestra universidad llenas de grupos de discipulado, si anhelamos ver comunidades misionales que se formen a partir de discípulos ganados, y que puedan a su vez multiplicarse, el Norte de nuestro movimiento estará bien claro, y en el proceso el Espíritu Santo irá fortaleciendo mi fe. 

 

«Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos—dice el Señor—.

    Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse.

Pues así como los cielos están más altos que la tierra,

    así mis caminos están más altos que sus caminos

    y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos.

Isaías 55:8-9

 

Independientemente de si sos llamado a servir a tiempo completo  o en el ámbito profesional u oficio, tu llamado principal es a vivir por fe. Hacer crecer el llamado de Dios en tu vida. Vencé tus barreras y ensanchá las estacas en el nombre de Jesús.

 

Hijo de Dios y Gran comisionista. Apasionado por vincular a las personas con Jesús y con los otros. Amante de la música. Misionero de Cru en Argentina. Trabajando en universidades de zona sur de Buenos Aires. Licenciado en Musicoterapia, toco violín y guitarra. Canto si es necesario...
Estudié teología en el Intituto Bíblico Río de la Plata.
Fan de las pastas: ñoquis fideos y ravioles me pueden.

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