Dificultades

¿Qué pasa si no sucede el cura?

Rachel Ferchak December 29, 2015

Mallory Kimball no recuerda mucho sobre el día que corrió delante de un coche.

Ella y su amiga Kristyn, ambos jóvenes en la Universidad de New Hampshire, caminaban a lo largo de Main St., cuando Mallory se detuvo de repente. Ella miraba el suelo. Mallory no sabía dónde estaba. Sin previo aviso, ella saltó a la calle.

Kristyn le agarró por el brazo de su gabardina, tirando de la espalda a la acera antes de que un coche voló más allá.

Mallory había experimentado apagones regulares, causadas por exageradas en su cerebro, o convulsiones. Pero esta crisis particular le aterrorizó. Ella sabía que era un peligro para ella misma y otros. En las próximas 24 horas, ella rogó a Dios de otra manera, pero finalmente, tomó la decisión desgarradora para dejar el colegio y renunciar a su sueño de convertirse en una enfermera.

Dos semanas más tarde, Mallory de médico explicó que su "cerebro daba vuelta a mush". Enfermedad de Lyme y cinco parásitos estaban atacando su cuerpo. Después de años de convulsiones, pérdida de memoria y agotamiento físico y mental, sentía cierto alivio tener un nombre para sus síntomas. Pero ahora se enfrentó a la posibilidad de no ser curado.

¿Cómo reaccionas cuando estás reunido con sufrimiento y no ver final a la vista? ¿Puede aumentar su esperanza aun cuando las circunstancias no cambian?

Historia de Mallory es acerca del sufrimiento físico que no ha terminado, de alguna manera crecer una esperanza que no falla. ¿Cómo es eso posible?

Deja sentir.

Aunque se ha avanzado desde su diagnóstico, Mallory sigue experimentando convulsiones debilitantes y peligrosa pérdida de conocimiento. No es permitido para conducir, lo que es difícil ser independiente. Ella lucha con aislamiento y sentirse atrapado.

"Ha sido duro ver a todos mis amigos pasar con la vida, convirtiéndose en el éxito y crecimiento en la amistad con los demás," dice Mallory. "Mirando desde la barrera, incapaz de ser parte de ella, es una de las partes más difíciles y más solitarias de este juicio".

Ella también se ocupa de la pérdida de la memoria. "Aunque sé que no es mi culpa, es todavía vergonzoso y me siento avergonzado cuando me presento a las personas tres o cuatro veces antes de recordarlos".

Cada día es una batalla para salir de la cama y decide tener alegría. Hay días en que ella experimenta profunda tristeza sobre su condición. Pero ella habla a Dios de ello. "Señor, me has dado esta carga a llevar, pero estoy cansado de soportar," ella ora. "He visto usarla, pero cuándo termina?"

Ella clama a Dios, diciéndole sobre su angustia en abandonar la enfermería. Ella ha llorado, expresó su confusión; y en su vulnerabilidad, Dios trae su paz y esperanza.

Ella encuentra la esperanza en la salvación, en vez de curación.

Aunque Mallory desea curarse, ella sabe que nunca puede suceder. "Es una constante entrega mental a Dios", dice. "Que significa dar el control, pero también significa darle cada esperanza y sueño que he tenido".

Debido a su condición, Mallory anhela la esperanza futura de la eternidad. "Yo sólo meditar día y noche lo que va a ser cuando tenemos cuerpos perfectos," dice Mallory.

Ella permite que Dios con su historia.

Con frecuencia se preguntan Mallory cómo ella está haciendo. Esto crea oportunidades para hablar sobre el Evangelio y la alegría en Jesús.

"Yo realmente estoy peor," dice la gente. "Experimentar daño cerebral y que es muy difícil cada día. Tengo esperanzas y sueños, pero sólo estoy sintiendo yo se deterioran. Y al mismo tiempo, puedo decir lo que ha sido muy fundamental en mi batalla diaria de alegría es que llego a experimentar a Dios. No temo al futuro y no temo la muerte. Y eso es porque tengo la promesa eterna de Cristo."

Porque ella tiene más tiempo libre, ha comenzado mentores chicas de secundaria y de invertir tiempo en sus hermanos más jóvenes. Dios ha usado esto para demostrarle que ella tiene otras pasiones más allá de la enfermería. "Dios sólo sacó esta pasión por el Ministerio que nunca pensé que tendría."

Mallory mantiene comunicación con Dios, incluso en su frustración, confusión y tristeza. Debido a su vulnerabilidad en la oración, Dios tiene espacio para hablar suavemente con ella, que ella recuerda que él siempre está presente y que él le sostendrá. Ella tiene esperanza en su futura restauración, incluso si eso significa que su curación viene solamente en el cielo.

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